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Museo del Chocolate, La Habana. Cuba

  • Amargura y Mercaderes, Old Havana, Havana City. Cuba
  • Daily
  • (537) 8664431
  • Destino: La Habana

Este interesante museo, abierto a finales de 2003, dispone de unas pocas mesas donde se puede probar un maravilloso chocolate en taza, cuya base exclusiva es el afamado cacao de Baracoa (Guantánamo). Se hace difícil elegir entre sus especialidades: el Tradicional, con vainilla y canela; o el Azteca, con pimienta y nuez moscada. Muchos de los paseantes de La Habana Vieja disfrutan y reponen fuerzas aquí, como exquisita y recomendable costumbre

Museo del Chocolate se encuentra ubicada en La Habana

La capital cubana es, sin dudas, el destino turístico por excelencia de la mayor de las Antillas. Y dentro de ésta su centro histórico "declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1982" resulta un punto de obligada referencia para cuanto visitante llega a esta urbe, durante siglos considerada la llave del Golfo de México.

Al lejano noviembre de 1519 se remonta la fundación, en su emplazamiento definitivo junto al canal de entrada de una bien protegida bahía, de la villa de San Cristóbal de La Habana, convertida con el tiempo en punto de encuentro de las flotas españolas que trasladaban a la metrópolis las riquezas extraídas de sus dominios en el llamado Nuevo Mundo, y eje fundamental en el comercio y las comunicaciones entre éste y el Viejo Continente.

Semejantes ventajas, derivadas esencialmente de su estratégica posición geográfica, incidieron también de manera directa sobre el ulterior desarrollo de la próspera villa, que comenzó a crecer al amparo de un sistema defensivo sin par en la América hispana y rodeada por una muralla cuya construcción (iniciada en la segunda mitad del siglo XVII y concluida más de 100 años después) se consideró desde su inicio ineficaz y costosa.

El Templete, un pequeño edificio neoclásico inaugurado en 1828, es el sitio donde cada 16 de noviembre los habaneros festejan la celebración de la primera misa y el primer cabildo de San Cristóbal de La Habana, y el punto a partir del cual se inician –por lo general– los recorridos turísticos por el núcleo original de la capital cubana.

A escasos pasos de allí se encuentran la Plaza de Armas, en torno a la cual se levantan el imponente Castillo de la Real Fuerza (1577) –donde hoy se exhibe la colección de cerámica artística más importante de la Isla y sobre cuya torre se erige La Giraldilla, una artística veleta símbolo de la ciudad– y los Palacios de los Capitanes Generales (Museo de la Ciudad) y del Segundo Cabo.

Otras tres plazas y sus edificaciones colindantes despiertan invariablemente el interés de sus visitantes: la Plaza de la Catedral, rodeada por opulentas mansiones; la recién restaurada Plaza Vieja, donde sobresale la casa de los Condes de San Juan de Jaruco; y la Plaza de San Franciso de Asís, aledaña a la iglesia y el convento de igual nombre, en uno de cuyos claustros se encuentra el Museo de Arte Sacro.

Mas caminar por las calles de la Habana Vieja, muchas de éstas aún adoquinadas, representa también la posibilidad de acercarse a más de una docena de museos y estudios-galerías de afamados artistas plásticos cubanos y latinoamericanos; visitar las casas de Benito Juárez, de Asia, Africa, Puerto Rico, de los Árabes (allí se encuentra la única sala para las plegarias musulmanas existente en Cuba) y de Simón Bolívar.

Resulta asimismo interesante visitar la maqueta de esta municipalidad; transitar por la Alameda de Paula, un hermoso paseo construido en la segunda mitad del siglo XVIII; o cruzar la bahía para llegar hasta los ultramarinos poblados de Casablanca, donde se erige el Cristo de La Habana, y Regla, donde se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de Regla, protectora de marinos y pescadores y patrona de la Bahía de La Habana.

El parque histórico-militar Morro-Cabaña lo conforman dos reductos de la magnitud del Castillo de los Tres Reyes del Morro (1630) y la fortaleza de San Carlos de la Cabaña (1774), catalogada en su momento como la obra cumbre del sistema defensivo abaluartado. Precisamente desde esta última fortificación se dispara cada noche, a las nueve en punto, un cañonazo de salva que en llamativa ceremonia rememora los tiempos cuando sendos fogonazos (en horas de la madrugada y al anochecer) constituían la señal convenida para abrir o cerrar las murallas de la ciudad y para colocar o retirar la enorme cadena flotante de madera y bronce que daba acceso al puerto de la villa.

Descubrir la llamada Habana extramuros, sin embargo, resulta tan apasionante como desandar las estrechas calles de la vieja ciudad. La Habana fue creciendo bajo el influjo de las más disímiles corrientes constructivas del orbe y en sus terrenos encontraron espacio el renacentismo, el mudéjar, el barroco y el barroco cubano, el neoclasicismo, el eclecticismo, el art nouveau, el art decó y el pragmatismo.

Así, al otro lado de la inútil muralla aparecieron sitios emblemáticos como el Paseo del Prado, el Gran Teatro de La Habana y el Capitolio, uno de los más espléndidos edificios de la capital y en cuyo interior se encuentra la Estatua de la República, la tercera más alta del mundo bajo techo y a cuyos pies se encontraba el diamante que marcaba el kilómetro cero de la Carretera Central.

Nacieron también el afamado malecón habanero, de unos 12 kilómetros de longitud y considerada la imagen más característica de la ciudad, que enlaza al centro tradicional con la populosa barriada de El Vedado, desde cuyo corazón, La Rampa –zona de magnífica urbanización y arquitectura– puede accederse fácilmente a otros sitios de interés turístico como la bicentenaria Universidad de La Habana, la Plaza de la Revolución y el Memorial José Martí (el más alto mirador de la ciudad, con 138,5 metros de altura sobre el nivel del mar), o la Necrópolis de Colón considerado entre los más importantes del planeta por sus múltiples valores artísticos.

Hacia ambos lados del centro de la urbe existen asimismo puntos de notable interés. En dirección oeste, la Quinta Avenida conduce a la barriada residencial de Miramar, que actúa como órbita del mundo empresarial y de negocios y donde es posible visitar una impresionante Maqueta de la Ciudad. El Palacio de Convenciones, el recinto ferial Pabexpo y el exclusivo Club Habana anteceden a la comunidad turística Marina Hemingway, un lugar apropiado para bucear, practicar la pesca de altura, participar en un seafari a las barreras coralinas, o navegar en un confortable yate acondicionado para la vida a bordo.

Hacia el este de la ciudad y después de atravesar el Túnel de la Bahía, se llega al poblado de pescadores de Cojímar –de peculiar belleza y colorido– que invita a rememorar la prolongada estancia en Cuba del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, quien encontró precisamente allí muchos de los escenarios y personajes de sus obras.

Más de 15 kilómetros de franja costera, arenas finas y aguas azules y transparentes se extienden entre Bacuranao y Guanabo conformando un circuito náutico que los habaneros identifican sencillamente como las playas del este, y en el cual suelen destacar por sus atributos naturales a Santa María del Mar.

También rumbo al este de la capital, a sólo 15 kilómetros del centro, un pequeño pueblo fundado en 1733 a partir de la existencia de aguas minero-medicinales invita a conocer sus valores históricos, arquitectónicos, culturales y naturales: Santa María del Rosario.

Como toda gran ciudad, La Habana es el corazón de la intensa vida política, científica y cultural de la nación. Decenas de museos, salas de teatro y de conciertos, galerías de arte e instituciones culturales tienen su asiento en la ciudad y algunas como el Ballet Nacional de Cuba, la Casa de las Américas, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, o el Conjunto Folklórico Nacional gozan de enorme prestigio internacional.

Y, por supuesto, es también una urbe donde el buen comer y la diversión tienen un importante espacio en sitios tan conocidos como La Bodeguita del Medio, el Floridita, o el cabaret Tropicana, o en otros menos mencionados, pero que tienen ya un espacio reservado en la preferencia de los millares de turistas que cada año recorren la capital cubana. 

Opiniones
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Opinion sobre Museos: Museo del Chocolate
Excelente Carla

Especial
En la célebre Casa de la Cruz Verde, otrora residencia de los Condes de Lagunilla, y punto de partida de la procesión del Santo Vía Crucis, radica desde noviembre del año 2003 el Museo del Chocolate. La restauración de este inmueble marcó el inicio del proyecto Brujas, iniciativa de cooperación entre Cuba y el pueblo belga, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluye la rehabilitación de 64 viviendas para familias del Centro Histórico de La Habana. Inspirado en el Museo de la Plaza Real de Bruselas, en Bélgica, y nacido gracias al apoyo de madame Jo Draps, su directora, la institución patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana propone un recorrido por la historia del cacao, su cultivo, producción y comercialización. En paneles colocados en las salas del museo se exponen textos con la historia del chocolate desde su descubrimiento por los españoles en América y su uso por los pobladores antes de la colonización europea, además de carteles de diferentes épocas de afamadas industrias y firmas chocolateras extranjeras y cubanas. La muestra permanente exhibe una colección de tazas chocolateras de porcelana, procedentes de Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia, exponentes de la variedad de diseños de esos utensilios entre los siglos XIX y XX. Entre ellos, se distingue una taza bigotera francesa, con la cual los caballeros bebían el delicioso líquido sin mojar sus bigotes. Moldes de baquelita y un envase para confituras, donados por el Museo de la Plaza Real de Bruselas, enriquecen la colección conformada también por chocolateras de cerámica ordinaria, cazuelas, cántaros y tazones de loza inglesa hallados en excavaciones arqueológicas del Centro Histórico, que evidencian la presencia de ese tipo de artículos en los entornos domésticos y religiosos habaneros de los siglos XVIII y XIX. En el Museo del Chocolate el visitante puede apreciar las técnicas aplicadas para la fabricación artesanal de bombones, todos los martes y viernes, a las once de la mañana, o degustar la exquisita bebida preparada de la manera tradicional o según la elaboraban los aztecas.

Excelente maria amelia

exisito sabor
Inaugurado en noviembre de 2003, en colaboración con el Museo de la Plaza Real de Bruselas. Ocupa la legendaria Casa de La Cruz Verde, en plena Habana Vieja, y exhibe objetos, láminas, porcelanas, fotografías y escritos relacionados con el cacao y el chocolate. Se puede asistir al proceso de fabricación de bombones y cuenta con una zona de degustación.

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